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HISTOTIA DEL CIRCO VOLADOR...

El Inicio

En 1987, la ciudad de México estaba "bombardeada" por los medios de comunicación en torno a la violencia juvenil y las “bandas”. “Drogadictos, asesinos, rateros, violadores, alcohólicos, vagos o pandilleros”, eran algunos de los calificativos que, tanto el gobierno como los medios, atribuían los jóvenes de las zonas populares.
En ese marco arranca el trabajo de Investigación-Acción en ese año, con el objetivo de valorar la situación de los jóvenes de las clases populares identificados como "bandas", para saber cual era el mecanismo idóneo para reintegrarlos a una sociedad que los veía como “enemigos violentos, para frenar la violencia creciente y buscar los mecanismos que permitieran reintegrarlos a una sociedad que los veía como “adversarios”.
Así nace el Proyecto Circo Volador, cuyo nombre proviene de las reuniones que teníamos en las calles y esquinas de sus barrios, en donde preguntamos: “¿cómo deberíamos llamarnos?”. La mayoría teníamos apodos de animales (el Gato, el Perico, el Pulga, el Animal Oscuro, etc.) y dijeron: “somos un bonche de animales... como si fuéramos un circo... pero sin un lugar en dónde aterrizar, somos un Circo Volador”.
Antecedentes
En México existen actualmente cerca de 27 millones de jóvenes con edades que fluctúan entre los 12 y los 24 años, de los cuales al menos la mitad se encuentran en situación de pobreza o de pobreza extrema y no existe una política social definida para su atención. En la Ciudad de México y su Zona Metropolitana viven al menos 12 millones de jóvenes de menos de 29 años, de los cuales cerca del 40 por ciento están en una condición de pobreza real.
Nadie puede negar la incuestionable realidad demográfica de los jóvenes mexicanos. Nadie puede, tampoco, restarle importancia a su creciente presencia en la sociedad y a su inevitable papel en la modernización y el cambio social. Pero, ¿cómo será realmente este futuro para los jóvenes pobres de los sectores populares?
La escuela, institución que permitía la movilidad social ascendente, demuestra una limitada capacidad para lograrlo; el mundo del trabajo no ofrece ya un amplio abanico de opciones sino que, presenta fuertes barreras para que un joven sin calificación manual dispute un lugar en el mercado laboral; la cultura y los valores tradicionales, ya no son los suyos, ya no los incorporan tal como lo hicieron las generaciones anteriores. La familia se debilita frente a la imposibilidad de ofrecer a sus miembros jóvenes un espacio de socialización capaz de orientar una de las etapas más difíciles del ser humano: la juventud.


Las y los jóvenes que habitan en la zona metropolitana de la Ciudad de México, no han escapado a las dinámicas de exclusión que afectan, de una u otra manera al 60% de la población del país. En el caso de la población joven, que corresponde al 30 por ciento de la población total que se encuentra entre los 15 y los 29 años de edad, la problemática se manifiesta de diversas y muy particulares formas: inicia, de origen, en la pobreza o precariedad económica de las familias y se extiende en el no acceso a la educación básica (9 años en México), y superior, en la cesantía, el subempleo y en algunos casos en la explotación laboral de menores.
Las políticas sectoriales enfocadas a jóvenes han tenido una efectividad muy limitada, entre otras razones, esto se relaciona con un modelo de gestión gubernamental, globalmente impuesto a los países en "vías de desarrollo", que considera al estado como "subsidiario" y en consecuencia éste abandona gran parte su responsabilidad en relación al gasto y la inversión social, cuestión que deteriora aún mas las condiciones de vida de los sectores económica y políticamente mas marginados, a la vez que frena o descarta de hecho sus posibilidades de movilidad y ascenso social.
Cada vez es más evidente que la pobreza se extiende y multiplica y que sus efectos incrementan la exclusión, no sólo económica, sino, también laboral, educativa, política y cultural. Entendemos la pobreza como una cuestión que supera la falta de recursos económicos, y que hoy en día está perpetuando y masificando una “cultura de exclusión”, que en la práctica se traduce en la cancelación de oportunidades, en la imposición de una salvaje lucha por la sobre vivencia, que fragmenta el tejido social, desprestigiando y dejando de lado los mecanismos naturales de asociación y organización civil.
Finalmente, el sector juvenil y muy particularmente el sector de jóvenes que en la actualidad se aglutina y/o organiza en torno a distintas preferencias musicales, estéticas o políticas, ha sido blanco de estigmatizaciones voluntarias o involuntarias, que han desencadenado una situación de intolerancia y violencia hacia y desde ellos mismos.
No obstante el panorama anterior, las y los jóvenes mexicanos son un sector vital de la población, que mas allá de su problemática, son capaces de generar propuestas y actuar en diversos campos, uno de ellos es el trabajo cultural, mismo que les sirve de herramienta para enfrentar la marginación, revertir la atomización social y forjar proyectos de vida digna.
Dentro de este escenario, una de las principales conclusiones que obtuvo la investigación que dio origen al Proyecto Circo Volador, fue que, ante la carencia de una política pública efectiva para jóvenes, era necesario crear, desde la sociedad civil, espacios que ofrecieran una alternativa de participación y generación de propuestas de, para y con los jóvenes de la Ciudad de México.”

Metodología
Basada principalmente en un “Modelo de Desarrollo Social” diseñado por el responsable del proyecto, aplicado en otras instancias y presentado en diversos foros, tanto nacionales como extranjeros. Un resumen de éste se presentaría como sigue:
En el método de trabajo, como en la estrategia, se plantea un “límite social imaginario” entre los dos extremos que conforman una sociedad excluida (o de exclusión) como la mexicana.
Nuestro trabajo arranca de este “límite social” hacia abajo “A”, con los grupos de sectores pobres, populares, menos favorecidos o marginales. Ya en contacto con estos grupos establecemos vínculos, realizamos distintos estudios, comprobamos hipótesis, formamos archivos con los materiales de trabajo que recabamos y diseñamos toda una serie de primeras propuestas de trabajo (dependiendo del objetivo en particular que se tenga con cada grupo pueden llegar a variar dichas propuestas).
Posteriormente accedemos a un espacio distinto “B”, que es, en este caso en particular, el Circo Volador visto como la infraestructura de atención social, en donde empezamos a “sembrar” estas propuestas.
Hay que resaltar que este paso a “B” no implica forzosamente el espacio físico del Circo Volador ya que puede ser sustituido por un programa de radio, un concurso de música o poesía, un taller de serigrafía, un cuarto oscuro de fotografía o un estudio de grabación. Desde luego que la ventaja de contar con el Circo, que tiene una capacidad instalada para recibir hasta 3 mil personas, facilita mucho la interacción entre los grupos de jóvenes y es un elemento importante de la visibilidad del proyecto en su conjunto.
Las actividades en el espacio, permiten revalorar el trabajo creativo de los jóvenes, coordinar la inclusión de las distintas propuestas, abrir las puertas a la difusión y a la participación de los medios masivos de comunicación, así como abrir también la invitación a los sectores medios y altos de la población joven de la ciudad –ubicados en el punto “C”- para que se acerquen y conozcan de cerca esta realidad, a veces escondida, a veces poco difundida y las más de las veces incomprensible si no existe una interpretación más acabada de las expresiones alternativas de la cultura popular juvenil de la ciudad.
Circo Volador es un modelo de investigación aplicada el cual traza una línea horizontal, entre dos polos: la “sociedad integrada” y la “sociedad marginada”, la cual se puede entrelazar, acercar y poner en contacto, mediante la creación de una “infraestructura de atención social”, representada, en este caso, por el Centro Cultural (Circo Volador), visto como un espacio de interacción de los distintos grupos sociales, que empieza a trabajar e identificar los valores y calidad de los trabajos y creaciones realizadas por los grupos más pobres para consolidarlas, difundirlas, profesionalizarlas y darlas a conocer en otros contextos, además de servir (el propio espacio) como un punto neutral de encuentro entre los dos polos identificados.
El método y la estrategia de trabajo, partió de imaginarnos un “límite social”, establecido en dos extremos que conforman una sociedad de exclusión: los ricos y los pobres.
Primero identificamos a grupos juveniles, pobres y excluidos, con los cuales nos dimos a la tarea de contactarlos y establecer “un primer vínculo”, donde conocimos y supimos qué pensaban, qué opinaban, veían y/o producían, o sea, sus habilidades y fortalezas, con lo que se formaron archivos e hicimos un diseño de propuestas de trabajo, que les darían la oportunidad inicial para empezar a incidir en su entorno.
En el extremo opuesto, encontramos un sector poblacional, en donde los jóvenes viajaban, tenían tiempo libre, universidades y espacios para divertirse y estar “a la moda”, lo cual representa a una juventud minoritaria con oportunidades de acceder a la educación, la salud y el bienestar social.
Esto nos llevo a valorar la situación en la que se encontraba la juventud y nos lanzamos a la aventura de trazar una línea horizontal, que cruzara las situaciones anteriores, la cual se constituye como una “infraestructura social”, representada en un Centro Cultural (Circo Volador), visto como el “espacio de atención social”, que empieza a “sembrar” y cristalizar las propuestas juveniles proveniente de los grupos más pobres, además de ser un punto de encuentro neutral entre los dos polos identificados en nuestra metodología.
Cabe resaltar que el nivel de la “infraestructura social” no implica forzosamente a Circo Volador, ya que puede ser sustituido por un programa de radio, un concurso, un taller, un estudio de grabación, etc., cuando quiere replicarse esta experiencia.


Misión
Apoyar a que los diferentes sectores de la sociedad -que normalmente están excluidos por motivos económicos o políticos, por género, por identidad, por preferencias sexuales o por cualquier otro tipo de condición grupal-, encuentren nuevas formas de inserción en su vida individual y colectiva con el apoyo de los proyectos y a través de la profesionalización sistemática y permanente de las actividades programadas, considerando siempre nuestra responsabilidad con la comunidad, con los participantes, con las autoridades en turno y con el destino de los recursos aplicados en este trabajo.

Centro de Atención
El grupo objetivo son los jóvenes de ambos sexos de los sectores populares de la ciudad en general, con el fin de promover su desarrollo a través del fortalecimiento de sus propios intereses, de su cultura, sus habilidades, potencialidades y los puntos positivos de interacción social que tienen con sus comunidades, dotándolos de herramientas que les permitan acceder a empleos o, en forma independiente, al auto empleo, mediante la apertura de talleres que los incorporen a la micro-industria o pequeña empresa; los transformen en actores sociales relevantes, con capacidad de acción, interlocución y propuestas propias.


El Inicio
En 1987, la ciudad de México estaba "bombardeada" por los medios de comunicación en torno a la violencia juvenil y las “bandas”. “Drogadictos, asesinos, rateros, violadores, alcohólicos, vagos o pandilleros”, eran algunos de los calificativos que, tanto el gobierno como los medios, atribuían los jóvenes de las zonas populares.
En ese marco arranca el trabajo de Investigación-Acción en ese año, con el objetivo de valorar la situación de los jóvenes de las clases populares identificados como "bandas", para saber cual era el mecanismo idóneo para reintegrarlos a una sociedad que los veía como “enemigos violentos, para frenar la violencia creciente y buscar los mecanismos que permitieran reintegrarlos a una sociedad que los veía como “adversarios”.
Así nace el Proyecto Circo Volador, cuyo nombre proviene de las reuniones que teníamos en las calles y esquinas de sus barrios, en donde preguntamos: “¿cómo deberíamos llamarnos?”. La mayoría teníamos apodos de animales (el Gato, el Perico, el Pulga, el Animal Oscuro, etc.) y dijeron: “somos un bonche de animales... como si fuéramos un circo... pero sin un lugar en dónde aterrizar, somos un Circo Volador”.
Antecedentes
En México existen actualmente cerca de 27 millones de jóvenes con edades que fluctúan entre los 12 y los 24 años, de los cuales al menos la mitad se encuentran en situación de pobreza o de pobreza extrema y no existe una política social definida para su atención. En la Ciudad de México y su Zona Metropolitana viven al menos 12 millones de jóvenes de menos de 29 años, de los cuales cerca del 40 por ciento están en una condición de pobreza real.
Nadie puede negar la incuestionable realidad demográfica de los jóvenes mexicanos. Nadie puede, tampoco, restarle importancia a su creciente presencia en la sociedad y a su inevitable papel en la modernización y el cambio social. Pero, ¿cómo será realmente este futuro para los jóvenes pobres de los sectores populares?
La escuela, institución que permitía la movilidad social ascendente, demuestra una limitada capacidad para lograrlo; el mundo del trabajo no ofrece ya un amplio abanico de opciones sino que, presenta fuertes barreras para que un joven sin calificación manual dispute un lugar en el mercado laboral; la cultura y los valores tradicionales, ya no son los suyos, ya no los incorporan tal como lo hicieron las generaciones anteriores. La familia se debilita frente a la imposibilidad de ofrecer a sus miembros jóvenes un espacio de socialización capaz de orientar una de las etapas más difíciles del ser humano: la juventud.
Las y los jóvenes que habitan en la zona metropolitana de la Ciudad de México, no han escapado a las dinámicas de exclusión que afectan, de una u otra manera al 60% de la población del país. En el caso de la población joven, que corresponde al 30 por ciento de la población total que se encuentra entre los 15 y los 29 años de edad, la problemática se manifiesta de diversas y muy particulares formas: inicia, de origen, en la pobreza o precariedad económica de las familias y se extiende en el no acceso a la educación básica (9 años en México), y superior, en la cesantía, el subempleo y en algunos casos en la explotación laboral de menores.
Las políticas sectoriales enfocadas a jóvenes han tenido una efectividad muy limitada, entre otras razones, esto se relaciona con un modelo de gestión gubernamental, globalmente impuesto a los países en "vías de desarrollo", que considera al estado como "subsidiario" y en consecuencia éste abandona gran parte su responsabilidad en relación al gasto y la inversión social, cuestión que deteriora aún mas las condiciones de vida de los sectores económica y políticamente mas marginados, a la vez que frena o descarta de hecho sus posibilidades de movilidad y ascenso social.
Cada vez es más evidente que la pobreza se extiende y multiplica y que sus efectos incrementan la exclusión, no sólo económica, sino, también laboral, educativa, política y cultural. Entendemos la pobreza como una cuestión que supera la falta de recursos económicos, y que hoy en día está perpetuando y masificando una “cultura de exclusión”, que en la práctica se traduce en la cancelación de oportunidades, en la imposición de una salvaje lucha por la sobre vivencia, que fragmenta el tejido social, desprestigiando y dejando de lado los mecanismos naturales de asociación y organización civil.
Finalmente, el sector juvenil y muy particularmente el sector de jóvenes que en la actualidad se aglutina y/o organiza en torno a distintas preferencias musicales, estéticas o políticas, ha sido blanco de estigmatizaciones voluntarias o involuntarias, que han desencadenado una situación de intolerancia y violencia hacia y desde ellos mismos.
No obstante el panorama anterior, las y los jóvenes mexicanos son un sector vital de la población, que mas allá de su problemática, son capaces de generar propuestas y actuar en diversos campos, uno de ellos es el trabajo cultural, mismo que les sirve de herramienta para enfrentar la marginación, revertir la atomización social y forjar proyectos de vida digna.
Dentro de este escenario, una de las principales conclusiones que obtuvo la investigación que dio origen al Proyecto Circo Volador, fue que, ante la carencia de una política pública efectiva para jóvenes, era necesario crear, desde la sociedad civil, espacios que ofrecieran una alternativa de participación y generación de propuestas de, para y con los jóvenes de la Ciudad de México.”
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Metodología
Basada principalmente en un “Modelo de Desarrollo Social” diseñado por el responsable del proyecto, aplicado en otras instancias y presentado en diversos foros, tanto nacionales como extranjeros. Un resumen de éste se presentaría como sigue:
En el método de trabajo, como en la estrategia, se plantea un “límite social imaginario” entre los dos extremos que conforman una sociedad excluida (o de exclusión) como la mexicana.
Nuestro trabajo arranca de este “límite social” hacia abajo “A”, con los grupos de sectores pobres, populares, menos favorecidos o marginales. Ya en contacto con estos grupos establecemos vínculos, realizamos distintos estudios, comprobamos hipótesis, formamos archivos con los materiales de trabajo que recabamos y diseñamos toda una serie de primeras propuestas de trabajo (dependiendo del objetivo en particular que se tenga con cada grupo pueden llegar a variar dichas propuestas).
Posteriormente accedemos a un espacio distinto “B”, que es, en este caso en particular, el Circo Volador visto como la infraestructura de atención social, en donde empezamos a “sembrar” estas propuestas.
Hay que resaltar que este paso a “B” no implica forzosamente el espacio físico del Circo Volador ya que puede ser sustituido por un programa de radio, un concurso de música o poesía, un taller de serigrafía, un cuarto oscuro de fotografía o un estudio de grabación. Desde luego que la ventaja de contar con el Circo, que tiene una capacidad instalada para recibir hasta 3 mil personas, facilita mucho la interacción entre los grupos de jóvenes y es un elemento importante de la visibilidad del proyecto en su conjunto.
Las actividades en el espacio, permiten revalorar el trabajo creativo de los jóvenes, coordinar la inclusión de las distintas propuestas, abrir las puertas a la difusión y a la participación de los medios masivos de comunicación, así como abrir también la invitación a los sectores medios y altos de la población joven de la ciudad –ubicados en el punto “C”- para que se acerquen y conozcan de cerca esta realidad, a veces escondida, a veces poco difundida y las más de las veces incomprensible si no existe una interpretación más acabada de las expresiones alternativas de la cultura popular juvenil de la ciudad.
Circo Volador es un modelo de investigación aplicada el cual traza una línea horizontal, entre dos polos: la “sociedad integrada” y la “sociedad marginada”, la cual se puede entrelazar, acercar y poner en contacto, mediante la creación de una “infraestructura de atención social”, representada, en este caso, por el Centro Cultural (Circo Volador), visto como un espacio de interacción de los distintos grupos sociales, que empieza a trabajar e identificar los valores y calidad de los trabajos y creaciones realizadas por los grupos más pobres para consolidarlas, difundirlas, profesionalizarlas y darlas a conocer en otros contextos, además de servir (el propio espacio) como un punto neutral de encuentro entre los dos polos identificados.
El método y la estrategia de trabajo, partió de imaginarnos un “límite social”, establecido en dos extremos que conforman una sociedad de exclusión: los ricos y los pobres.
Primero identificamos a grupos juveniles, pobres y excluidos, con los cuales nos dimos a la tarea de contactarlos y establecer “un primer vínculo”, donde conocimos y supimos qué pensaban, qué opinaban, veían y/o producían, o sea, sus habilidades y fortalezas, con lo que se formaron archivos e hicimos un diseño de propuestas de trabajo, que les darían la oportunidad inicial para empezar a incidir en su entorno.
En el extremo opuesto, encontramos un sector poblacional, en donde los jóvenes viajaban, tenían tiempo libre, universidades y espacios para divertirse y estar “a la moda”, lo cual representa a una juventud minoritaria con oportunidades de acceder a la educación, la salud y el bienestar social.
Esto nos llevo a valorar la situación en la que se encontraba la juventud y nos lanzamos a la aventura de trazar una línea horizontal, que cruzara las situaciones anteriores, la cual se constituye como una “infraestructura social”, representada en un Centro Cultural (Circo Volador), visto como el “espacio de atención social”, que empieza a “sembrar” y cristalizar las propuestas juveniles proveniente de los grupos más pobres, además de ser un punto de encuentro neutral entre los dos polos identificados en nuestra metodología.
Cabe resaltar que el nivel de la “infraestructura social” no implica forzosamente a Circo Volador, ya que puede ser sustituido por un programa de radio, un concurso, un taller, un estudio de grabación, etc., cuando quiere replicarse esta experiencia.

Misión
Apoyar a que los diferentes sectores de la sociedad -que normalmente están excluidos por motivos económicos o políticos, por género, por identidad, por preferencias sexuales o por cualquier otro tipo de condición grupal-, encuentren nuevas formas de inserción en su vida individual y colectiva con el apoyo de los proyectos y a través de la profesionalización sistemática y permanente de las actividades programadas, considerando siempre nuestra responsabilidad con la comunidad, con los participantes, con las autoridades en turno y con el destino de los recursos aplicados en este trabajo.

Centro de Atención
El grupo objetivo son los jóvenes de ambos sexos de los sectores populares de la ciudad en general, con el fin de promover su desarrollo a través del fortalecimiento de sus propios intereses, de su cultura, sus habilidades, potencialidades y los puntos positivos de interacción social que tienen con sus comunidades, dotándolos de herramientas que les permitan acceder a empleos o, en forma independiente, al auto empleo, mediante la apertura de talleres que los incorporen a la micro-industria o pequeña empresa; los transformen en actores sociales relevantes, con capacidad de acción, interlocución y propuestas propias.


Objetivo General
Nuestro objetivo ha sido partir de la “Cultura Común” (Paul Willis, 1994), como un medio para desarrollar la integración de valores y la reconstrucción del tejido social entre los diferentes sectores sociales, mediante el fortalecimiento de las identidades juveniles vía la revaloración de sus habilidades, sus potencialidades y el fortalecimiento de su Autoestima (hacia los pobres) y simultáneamente de la construcción y difusión de lenguajes comunes (hacia los sectores integrados).

De esta unión, buscamos la identificación de posibles socios que apoyen la iniciativa, mediante dos estrategias fundamentales: la negociación de un espacio físico donde se realicen actividades que surjan de las propuestas de los jóvenes populares -para asumir un papel de difusor y visibilizador y no de “catalizador”- y el otro que sean propuestas coherentes con la programación temática del proyecto para que se facilite la participación diferentes grupos sociales con objetivos similares.

Objetivos Específicos
Estimular la participación juvenil: a través de la invitación directa y con el apoyo de los directorios que hemos construido de los diferentes grupos de jóvenes que hay en la ciudad, con el objeto de que los jóvenes que estén interesados puedan participar en forma organizada y planeada dentro de una o más actividades del proyecto.
Promover y difundir la cultura juvenil: con el objeto de continuar fortaleciendo su producción, exposición y demanda ante usuarios potenciales de los sectores público y privado.
Profesionalizar el trabajo con los jóvenes: Existen dos vertientes en el trabajo de profesionalización propuesto por Circo Volador, la primera consiste en los Talleres de Capacitación Técnica y Artística, con una oferta abierta a todo tipo de público; la segunda está dedicada a crear una Red de Apoyo Institucional con las instancias educativas, culturales y de servicios a la comunidad, tanto de los gobiernos local y central como del federal que se ofrece de manera gratuita. Debe resaltarse que la oferta inicial de actividades de Circo Volador resulta de las demandas específicas de los asistentes, sin embargo, es vital que la oferta institucional externa se haga dentro de un espacio propio, legitimado por ellos mismos, con lo cual se fortalece la confianza de los jóvenes y su relación con la estructura institucional.
Replicabilidad del Proyecto: A través de la sistematización del proyecto, creación de Manuales y Procedimientos, Preparación de Capacitadores y Organizadores de Actividades Culturales y Productivas, alcanzar la replicabilidad del proyecto en otras zonas de la Ciudad de México.
Aplicación externa del proyecto: Buscando mayor visibilidad y alcance del proyecto, adicionar a nuestra relación de trabajo: “Beneficiarios en espacio Circo Volador” la estrategia “Circo Volador en el espacio de los beneficiarios” para acercar los servicios a la comunidad que por diversos motivos no asiste al espacio, para motivar la participación comunitaria, y apoyar el objetivo.

Fechas Clave
1987: Inicio del proyecto: Realización del proyecto “Diagnóstico de bandas en la Ciudad de México".
1988: (septiembre) Inicio de las transmisiones radiofónicas nocturnas del programa “Sólo Para Bandas”, en el 105.7 de F.M.
1989: (agosto) Primer Concurso para jóvenes “Rock en la Selva de Asfalto”.
1990: Constitución legal de la Organización ante un notario público con el nombre de “Investigación y Desarrollo de Proyectos Submetropolitanos”.
1991: (octubre) Inicio de la transmisión del segundo programa radiofónico “El Túnel: un paso subterráneo al más acá” y hasta septiembre de 1995, en el 1590 de A.M.
1995: Firma del Convenio de Comodato con el Gobierno de la Ciudad para el uso del “Cine Francisco Villa” como futura sede del proyecto.
1996: Recepción del físico para establecer el Centro de Arte y Cultura Circo Volador.
1997: Aplicación del Modelo de Desarrollo Social en la Delegación álvaro Obregón a través de la Subdelegación de Desarrollo Social (1997-2000).
1998: (15 de Julio) Inauguración del Centro de Arte y Cultura “Circo Volador”.
- Firma de los primeros convenios de colaboración interinstitucional con organizaciones internacionales y nacionales: NOVIB (Holanda), AVINA (Suiza), ASHOKA (EE. UU.), SDS (México).
2000: (septiembre) Clausura del espacio “Circo Volador” por las autoridades gubernamentales debido a no contar con estacionamiento. El foro permaneció cerrado 18 meses hasta que se obtuvo un convenio para contar con ese servicio.
2001: Inicio de la transmisión radiofónica durante dos años del proyecto llamado “Jóvenes en Monitor”, en el 88.1 de F.M. y dentro del Noticiario más importante que se transmite a nivel nacional, “Monitor”.
2002: (abril) Reapertura del espacio “Circo Volador” una vez que se tramitaron las licencias de funcionamiento correspondientes.
2003: Realización del “Primer Concurso para Jóvenes Artistas” con 1,149 obras participantes.
2004: Reconocimiento de la ONU (UN-Habitat) como una de las 12 Mejores Prácticas Sociales del Mundo.
- Creación y diseño del sitio en Internet www.graffitiarte.org, pagina de graffiti.
- Inicio de las participaciones anuales con nuestra propuesta “Alterespacio”, alternativa y contrastante con lo usualmente presentado en los eventos “Espacio” de Televisa, S.A.
- Primer Festival de Cultura Popular Juvenil Submetropolitana “Culto Joven”.
2005: Proyecto de Coinversión con la Fundación W.K. Kellogg.
- (octubre) Inicio del proyecto radiofónico “TOLERANCIA ZERO”, transmitiendo los miércoles de 11 a 1 de la mañana por Reactor, 105.7 de F.M.
- Visita al espacio del Embajador de USA.
- Certificado como Best practice (Mejor Practica) por la Alcaldía de Medellín, Colombia y el Foro Interamericano de Desarrollo.
- Ganadores del Primer Lugar en dos concursos del Banco Mundial.
2006: Inauguración del Estudio de Grabación Circo Volador.
- Visita de Bono y grupo U2 a instalaciones, talleres y jóvenes del proyecto.
2007: Segundo “Concurso ´para Jóvenes Artistas”.
- II Festival de Cultura Popular Juvenil Submetropolitana “Culto Joven”.